VI • Duele el corazón


Duele el corazón, duele.

Constante, tenázmente. Como una eterna marea empujando a sus olas hacia la orilla; el dolor que se va; el dolor que regresa...

Es acaso el amor como una estrella fugaz? Tan intenso, a veces, que nos deslumbra, como el fogonazo del meteorito al entrar en contacto con la atmosfera, y tan efimero como su visión brillante en el oscuro cielo estrellado?

Y es acaso regido el amor por esa eterna marea, que de la misma forma que a las olas, nos lo deja saborear y luego nos lo lleva?

Duele el corazón, duele.

Y es un dolor más que físico, que se agarra a nuestras entrañas y nos retuerce el alma.

Esque acaso no es suficiente con entregar el alma, el corazón y la vida, para ser recompensado, por sentencia divina, con la misma moneda?

Ya sé que no, que antes no lo sabía. Ya sé que no, y por eso se me va la vida.


2 comentarios:

Ally dijo...

La marea de la vida
nos acerca,
nos eleva,
nos deslumbra,
nos aleja...
Por eso cuesta tanto aprender
que la vida se nos va
como una ola
a la que no podemos retener.

Lástima que el costo de aprender
es tan alto, Ángel querido...


Un dulce beso vuela desde aquí para vos... si es que puede servir a que no duela tanto tu corazón.

Ángel dijo...

Mil gracias!

Sirve. Desde luego que sirve.

Te lo mando de vuelta...