XVI • Mi amiga La Lluvia


Amanece. Tardo en abrir los ojos, el sueño me vence. El tiempo pasa. Hay que hacer un esfuerzo, comenzar un nuevo día. La voluntad posee la fuerza, ella hace que consiga despegar mis párpados, entreabrir muy lentamente mis ojos. Primero el izquierdo, que queda del lado de la ventana y no puede contener su curiosidad, después el derecho. Bien, ahí está, esa luz, o cabría mejor decir esa ausencia de luz... ha amanecido nublado. Mis sentidos captan inmediatamente la atmósfera creada en ausencia del dios Ra. La persiana está bajada, la cortina de harpillera echada, aunque las micro ranuras permiten adivinar el tiempo afuera. Exigiendo un nuevo esfuerzo a mi cuerpo, otrora perfectamente atlético, consigo salir de la amada cama, llegarme hasta el lavabo. Cuando salgo de él, más despejado, recorro ilusionado los metros que me separan del ventanal de la biblioteca, y entonces sonrío.

Afuera llueve.

Es día de fiesta, no trabajo, llueve... no se me ocurre situación más perfecta.

Me visto presuroso, como empujado por alguna extraña urgencia, y salgo a la calle. El día es gris, con densos, espesos nubarrones de caprichosas y cambiantes formas que se desplazan, en una danza magistral, a poca altura del suelo, como pidiendo ser acariciadas. Inocente, como un niño, levanto mi mano derecha en un intento pueril de alcanzarlas con las yemas de mis dedos. Y aunque no consigo rozarlas, sonrío feliz, lo he intentado al menos.

No llueve mucho, pero está todo reluciente, empapado por las horas previas de lluvia. Mis sentidos van despertando con rapidez a un mundo distinto, casi mágico, del que estoy seguro provengo. No me cabe duda de que en alguna de mis anteriores existencias fui criatura anfibia; un delfín quizás, un gran escualo, un diminuto y translúcido pececillo de las profundidades abisales... provengo del agua, eso es seguro.

Los sonidos me sustraen de la realidad, las miríadas de perlas estrellándose por doquier a mi alrededor, sobre mí; el chapoteo de los coches sobre los charcos, el de mis propias pisadas, el sibilante siseo de la lluvia misma al caer..

Y por fin los indescriptibles aromas, vivificantes y humectantes aromas, a tierra mojada, que me transportan a mi niñez, a los interminables veranos, paseando bajo el aguacero, recogiendo ‘vaquetes’ con mis primos, mis padres, mis tios. A las infinitas horas de piscina, viviendo más dentro que fuera del agua. Fragancias evocadoras que me devuelven parte de esa infancia perdida en el pasado, de esa angelical felicidad robada a golpe de vida.

Y ya desayunando en el bar, instalado junto al ventanal, pierdo la mirada en la paleta de intesísimos verdes del follaje de la avenida. Se me borran todos los rasgos de la ciudad, todo asomo de civilización, quedándo aislado en medio de la naturaleza. Llueve, y la ciudad se desvanece; tan sólo soy capaz de percibir mi ancestral naturaleza.

De vuelta a casa aumenta mi deleite al mirar a mi alrededor como por primera vez, como un ciego al que sus hadas favoritas hubieran devuelto la vista y no diera credito a todo cuanto ve, por fascinante, por maravilloso.

Si, llueve. Y en días de lluvia, al ser venido de las aguas le visitan las musas, todas ellas. Tan sólo hay que contemplar extasiado el exterior, nuevamente colgado del ventanal de la biblioteca, el inenarrable panorama de nubes entrechocando, fundiéndose amorosamente unas con otras, y como resultado su fecunda lluvia bañándolo todo, nada queda al abrigo, y menos que nada mi alma.

Así fue una y otra vez, miles de veces, en cada cuadro soñado, pintado. En cada libro escrito, en cada dibujo arrancado al prístino papel, en cada poema dedicado al amor, siempre al amor, en todas su formas, en todas sus vidas.

Podría seguir hablando de ella, mi amiga la lluvia, emocionado, excitado, enamorado, pero sería en vano; nada hay que la describa, tan sólo que es un regalo, que es vida. La lluvia me regala eso, la vida.

(Para tí Gabucha)


19 comentarios:

Gabriela dijo...

"Y por fin los indescriptibles aromas..."
Exacto.

Muchas gracias...

Sin palabras.

Gabriela dijo...

Me dejaste sin palabras porque te confieso que me encantó, y cuando algo me gusta me quedo muda o no tengo palabras para explicarlo.

Sinceramente me encantó.
Gracias Jo

Ángel dijo...

Sólo fue una manera de hablar de la lluvia, pero podría escribir una novela entera con ella como fondo, casi como protagonista... De vuelta de mi viaje a Venecia quedé con una deuda pendiente, y era describir mi entrada allí por el Gran Canal (bajo la lluvia y entre brumas)... quizás lo haga algún día...

Me alegro que te gustara, era para tí.

Anónimo dijo...

hola artista, a mi la lluvia también me encanta! es como vivir dentro de una acuarela fantástica. Sobre todo para la gente positiva que sabe ver siempre el lado positivo de las cosas. un besito.

Ángel dijo...

Bienvenida, Angela... Que nombre más apropiado para este espacio...

Ver el lado positivo de las cosas resultó ser el único camino posible... fuera de él tan sólo hay penumbras, vacío... la NADA...

A pesar de los palos tremendos de la vida (que a todos nos regala con su fina ironía) éste es un lugar para la ESPERANZA y la ALEGRÍA...

Un beso del Ángel para Angela...

Anónimo dijo...

Voy a necesitar tiempo para ponerme al dia con tu nueva locura. Te dejo casi toda la lluvia para ti, yo la prefiero en pequeñas dosis ya que me produce mucha nostalgia y sentimiento. Prefiero los dias soleados y muy largos,te lo digo de verdad, me dan vidilla.

Muchos muakis

Luna.

Ángel dijo...

Me la quedo toda... es mía, la lluvia... pues soy ahora todo lluvia... aunque esto cambiará, espero...

Sin el Sol no habría vida, así que estamos en paz, tú Sol, yo lluvia, ambos conviviendo bajo el mismo cielo...

El Ángel le manda un beso a la Luna...

Gabriela dijo...

Me gustó aquel te quiero, el de aquella vez... después de tu reunión y al volver a casa, lo llevo conmigo, porque fue mío.

Gracias

Ángel dijo...

No me costó nada decírtelo, porque lo sentía. Era y es todo tuyo, y no vayas a creer que fue producto de la euforia del momento, del alcohol...

Y aún tengo más...

Gracias a tí.

Anónimo dijo...

No, sé que no fue producto de eso, sé que fue aunténtico, y que desde tan lejos lo vi, hasta pude llegar a sentir su cálida caricia.
Estoy feliz y de haberte conocido.
Sé que tienes más, y no sé si me lo merezco.

Ángel dijo...

Quién merece qué? La puta vida no fnciona a base de merecimientos... Eso ya lo aprendí. Simplemente debemos aceptar con agrado lo bueno que nos sea otorgado... (ya estoy filosofando, no me hagas caso).

Sí, nos lo merecemos... y punto!

Anónimo dijo...

Siempre logras que termine dándote la razón, pasarán los años y seguiré haciéndolo, no hay caso.
Te gusta Busi, bueno. :)

Ángel dijo...

Bueno, la razón no la tendré siempre (aunque sí casi siempre ;), pero lo que tengo es mucho amor para regalar... Sin que tengan que ver los merecimientos ;)

Y pienso seguir compartiéndolo...

1.000 besos

Anónimo dijo...

Mira, si te dije que la razón la tendrás siempre (es raro en mi desde ya) Valorá eso porque es la primera vez que lo dije y la última :)
Tu amor, siempre lo recibiré con el alma abierta.

Ahora te me cuidas.

Anónimo dijo...

La primera vez que lo digo, quise decir.

Dentro de poco vas a recibir un regalito mío :)

Ángel dijo...

DAMELOOOO YAAAAAAAAA!!!!!!!

Anónimo dijo...

Jajaja pará nene!!

Tranquilito! :D

Oleeeeee ahora tenés que esperar jiji

Ángel dijo...

No podréeeeeé!!! Dámelo ya, dámelooo yaaaa neeeenaaaaa.... (de una canción de La Unión ;)

Weno, mespero :(

Anónimo dijo...

Que bonito cuando me hablas.
Ya contestare a tu correo.
Que bonito.

muaca