XI • Mi vida en prosa

Salgo a desayunar, de bar, como me gusta. Después me paso por la Fnac y pillo tres pelis; dos clásicas y una de aventuras submarinas. Luego, tras pasar por el super, a casa.
Como cada sábado, desde que ya no se queda los fines de semana, como en casa con mi hija, vemos Match Point; me encanta que le guste el cine de Allen, como a su padre. En cuanto se va con su novio (fan también de Allen), que viene a recogerla porque ella anda algo fastidiada de los meniscos, salgo con la bici, a la playa, y por tercera semana consecutiva me llueve. Me encanta este tiempo nublado, algo fresco y lluvioso.
De vuelta en casa, merendando fruta, se va la luz; esto es poco habitual. No hay luz; no hay Play Station. Aprovecho para faenar por la casa, para escribir estas líneas, para leer a Haruki Murakami y su Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, para mirar llover a lo lejos, allá en las montañas, desde las diez alturas en las que vivo.
Más tarde empiezo a preparar la cena para la visita de esta noche. Una gran ensalada cargada de todo lo que se me ocurre y un par de pizzas para ellos, mas algo de picar. Ah, y el Peñascal, claro.
Esperándolos escucho a Dido mientras las sombras toman la casa, sentado en la biblioteca, de cara al ventanal, alucinando con las formas de las nubes, de los colores que toma el cielo en el ocaso.
Cuando llegan, lo de siempre ultimamente; la vida está siendo dura para todos. No hay mucha alegría. La echamos de menos. Pienso todo el tiempo en lo que echo de menos a alguien que ría conmigo, como yo. Sueño con tener a mi lado una mujer que sonría, sólo eso. Por supuesto hablamos de lo mío, nadie lo entiende, el que menos yo.
No se van muy tarde. Ya estoy solo. De nuevo triste. Quiero ser feliz, pero así no lo voy a conseguir.
Necesito una dosis importante de buen humor, de buen rollo. Me pongo una de las pelis que compré hoy: ‘Cómo casarse con un millonario’, el título promete. Elijo ésta porque la conozco de sobra y sé que me va a dejar el buen sabor de boca que necesito.
Finalmente doy por acabado el día. Me voy a la cama, solo. Mi cabeza vuelve a las andadas. Me siento solo. Siento un vacío que nace dentro de mí y lo invade todo. Tengo suerte de tener gente alrededor que se interesa por mí, a quien importo. Y hoy es uno de esos días del que puedo decir que ha sido bueno.
Pero eso no hace que la sensación de vacío cese.
Me meto en la cama.
Apago la luz.

Me gustaría que mi vida fuera poesía.
No lo es.
Mi vida es prosa.


6 comentarios:

Ally dijo...

Ángel querido,
te soplo un beso... servirá? Ruego que sí.
Desearía tanto poder ayudarte,
de todo corazón, de verdad...
no hay ni un ápice de interés personal en esto que digo,
sólo pienso en vos...
sólo pienso en regalarte
un trocito de poesía
con todo mi cariño
con este amor que me sacude los cimientos,
deseando dibujar una sonrisa
en tu rostro de niño bueno.

Te entiendo... Ángel querido.
Estoy aquí, no lo olvides,
si te sirve de algo
este intento de consuelo...
o si preferís la soledad
para aclarar tu mente,
me quedaré en mi jaula
velando por que recuperes la ilusión.
Pero por lo menos, dejame
que te sople un beso,
y soñar que tal vez algún día
pueda estar a tu lado...
para que nuestras sonrisas
sean eternas, unidas en un 'te quiero'...

Ángel dijo...

Sólo con tu presencia me ayudas.
Con tus palabras me alientas, me das vida, jamás te imaginaría en una jaula, a no ser que fuera para que no te alejaras de mi lado jamás.

En mis peores momentos, la Mariposa siempre llega para traer, con su dulce aletear, un poquito de su paz, de su cariño, de su ánimo...

Gracias querida Mariposa.

Gabriela dijo...

Hola! :)

Te gusta andar en bici?
Extraño a horrores recorrer la isla de Montreal en velò en las noches de verano.

Vengo con algunas macitas y espero que tengas preparado el cafe, por aqui hace frio y me gusta saborear el capuccino bien espumoso y compartir charlas largas entre amigos, asi que, preparame un buen almohadon que aqui me instalo desde ahora.
Me gustaria que me contaras que soñabas ser de niño.

Cuidate, muchos besos.

(Solamente los angeles pueden escribir de esa manera, mi dios.)

Ángel dijo...

Una alegría más... cómo puedo ser tan ingrato con mis lamentos...

Sería un honor para éste Ángel herido compartir sus nubes contigo.

Aquí nunca te faltará nuestro calor, y las charlas pueden enriquecernos hasta envejecer...

No puedo creer que estés aquí... como muestra de agradecimiento te contaré qué soñaba ser de niño...

Un beso emocionado para tí, siglos después.

Y gracias, muchísimas gracias mi añorada Gab, que has aparecido cuando más te necesitaba.

Mercè dijo...

Me encanta la prosa, la poesía.... disfruto con las histórias.... y mas de la infancia.........
Todos tenemos días como estos.... tan aparentemente simples, y tan ricos a la vez. Me gusta pasear, por la playa, el mar te llena los pulmones, te despeja la cabeza.
Angel, no dejes de escribir, no dejaré yo de leer.

Ángel dijo...

Quedida Burbuja... jamás podría dejar de escribir sabiendo que alguien, cuyo tiempo ha decidido compartir conmigo, espera leer mis palabras.

Mientras haya un solo Ángel dedicándome su cariño, su comprensión, su amor, jamás faltará en éste rinconcito de cielo mi presencia.

Y como ya sabes, Burbujita, nuestro día más sencillo es inalcanzable para cualquiera de los humanos...

Recibe, con dulzura, un beso de tu Ángel.